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Suma de este lado, resta del otro/ Add on this side, subtract on the other

Al gran escritor y pensador español Don Miguel de Unamuno se le atribuye la frase de "Venceréis, pero no convenceréis". Es algo parecido a lo que ocurre con las plataformas de streaming. El algoritmo es el que dicta hoy los gustos musicales de la sociedad actual. La música ha dejado de ser un arte para convertirse en un mero adorno de bares, restaurantes, clínicas privadas, salas de té, clubes de yoga y así va. Un imperio creado a la medida de cuatro mercaderes que han encontrado el Santo Grial a costa de subordinados artistas incapaces de reaccionar al expolio.

 

Por eso, cuando aparecen voces críticas, uno tiene la sensación de no estar sólo en la lucha. Tristemente estas voces no proceden precisamente del mundo artístico de primera mano, es decir, de compositores y creadores, pero resulta como un claro en un cielo poblado de nubes.

 

Dos artículos interesantes, desde ópticas diferentes, traigo en esta ocasión para compartir con quienes creen fehacientemente que el arte musical está en el camino equivocado.

 

Jesús Díaz lo ve desde un punto en cierto modo sentimental, en el cual el consumo se impone al arte por el arte. Díaz también aboga por el vinilo desde la sensatez de un amante de la música y no un mero consumidor.

 

Por su parte, George Clarke también tiene un interesante punto de vista. El skipping factor, como él lo llama, es una realidad. Ya nadie es capaz de escuchar no solo un álbum completo, sino una sola canción. Hemos acomodado la escucha como un holgazán tumbado en un sofá. La música no es un placer sino un divertimento en manos de consumidores de escaso nivel cultural y peor aún, de un frágil sentido de la fidelidad.

 

Hoy, dando un paseo, escuché una interesante conversación que mantenía un bohemio en una cafetería. El arte, decía, fluye por sí solo, no es premeditado, no está pensado para el éxito o el fracaso, es tan solo arte. Quien crea desde esta sabia opinión y lección, entenderá que cualquier música hecha para un fin está abocada al fracaso como arte  aunque pueda conseguir millones de visitas en Spotofy u otras plataformas. Está condenada de antemano a lo efímero. Un fenómeno consustancial a estos tiempos.

 

El bohemio tiene razón y aunque no sabemos si aún hay vuelta atrás, es probable que el arte opte entre un cruce de caminos: renovarse o morir.

 

Streaming: killed the music experience by Jesús Díaz

 

What´s wong with streaming? The death of music as art by George Clarke