MEMOERIAS DE UN MALDITO: La composición 2/ Memories of a damnn: Composition 2

 

DIVINIDADES Y LEYES CÓSMICAS : ASÍ EN LA TIERRA…

 

 

 

 

Aunque se considera a Hermes Trimesgisto posterior a las enseñanzas de Jesús de Nazareth y su oración más emblemática del cristianismo, existe una extraña correlación entre éstas y sus máximas herméticas.

 

Así en La Tierra…, como queda explicado en la guía didáctica, no es otra cosa que ese paralelismo entre ambas tomando de referencia las palabras del nazareno.

 

 

No obstante es algo que perturba al asociarlo a las divinidades y personajes de la mitología griega y romana.

 

La mezcla se vuelve soluble al considerar nuestros actos, nuestras personalidades, miserias y grandezas humanas con sus referentes mitológicos. No es un acto de fe, es la clarividencia de las leyes herméticas puestas al servicio del llamado mundo clásico.

 

 

Estilísticamente da un golpe sobre la mesa y se centra en la herencia de los años de arreglista para bandas locales, aderezado con música electrónica sin pertenencia a ella. Me enojó profundamente la comparación con estilos de electrónica que nada tienen que ver con esto. El álbum sigue bajo los patrones del sinfonismo, de la música orquestal, sí, electrónica, pero no anexo o apéndice de ella.

 

 

El álbum se proyecta en unas condiciones personales desoladoras. Mi divorcio y mi futuro laboral, condicionado por mis problemas de visión cada vez más agravados. Hemos de recordar que salí ileso años atrás de un accidente de tráfico que me hizo replantear si fue un aviso. 

 

 

En este tremendo caos vital y dantesco atrezzo se concibe un álbum curiosamente cargado de misticismo. Bailan las fechas y es posible que estuviera a caballo entre dos mil siete y ocho. Además fue naciendo en un lugar diferente, pues por entonces, aguardaba en Arcos de la Frontera mi destino profesional que determinaría mi futuro más inmediato.

 

En esa espera de la respuesta de un tribunal médico también comencé a sentir la necesidad de dar a conocer mis anteriores trabajos en una sala de conciertos. Algo que aún hoy sigue siendo un compromiso conmigo.

 

Fue compleja y decepcionante la tarea. Nadie iba a implicarse sin dinero en la mesa y con un artista desconocido. Pero tuve la suerte de conocer a Adrián Santos, un flautista cubano que desinteresadamente quiso saber más de mi proyecto y así, por afinidades musicales y personales, vino hasta Arcos para hablar del asunto. Después fui yo quien hizo el trayecto inverso hasta San Pedro de Alcántara como quien recibe a un hermano. La empresa no tuvo éxito y nadie más apostó por ella. Conservo, en cambio, una bonita amistad tal vez diluida por la distancia y la rutina diaria.

 

 

Sobre las circunstancias que acaecieron a mi parcela profesional, quedarán para la biografía. No obstante, cabe decir que, resolvió a mi favor y modificó el rumbo de mi vida.

 

 

Aunque musicalmente este trabajo tampoco reflejó aquellos duros momentos de soledad absoluta, si pueden verse reflejos en Caronte, con esta duda existencial que rezuma o en la melancolía de Calypso.

 

 

 

No recuerdo si fue la época en que tuve que cambiar de workstation pues el T1 de Korg se averió y fue sustituído por el potente Tritón Extreme también de Korg. Ambos en su versión piano de ochenta y ocho teclas. Y aprovecho para hacer un paréntesis aunque es algo que a los no músicos o poco familiarizados con instrumentos electrónicos pueda carecer del menor interés.

 

 

 

Ni que decir tiene que después de la bandurria mis padres me compraron un piano Pearl River, durísimo de tocar y por supuesto vertical o de pared y no de cola.

 

Mis padres siempre fueron reacios a alegrarme la vida con un sintetizador. Lo máximo a lo que llegaron fue a aquellos insignificantes Casio donde aprendí a tocar e imitar a Jean Michel Jarré y Vangelis. Para suerte de males mi hermano lo cogió prestado y lo averió. Lo que ocasionó una fuerte y violenta discusión con mí padre, fruto de un adolescente.

 

 

 

 

Al entrar en el trío Brisas, como Julio y Chani conocían a Pepe Jiménez, me compré mi primer sintetizador que pagaría con los ingresos generados del trío. El Juno 1 de Roland fue uno de aquellos primeros sintes que carecían de sensibilidad alguna, eso sí, más adelantado que los analógicos poco prácticos en aquellos años.

 

 

 

 

Siguiendo el relato de mi trayectoria en orquestas y bajo el paraguas de Pepe Jiménez, se fueron sucediendo el Roland D20, el Yamaha SY77, Ensoniq, hasta llegar al T1 de Korg que era casi un lujo de la época. Por entonces, había una lucha sobre si Roland era mejor que Korg. Los defensores del primero argumentaban que tenía sonidos más cálidos y naturales que el segundo, al cual acusaban de timbres metálicos. Sea por afinidad o costumbre, siempre me sumé a Korg.

 

 

 

Retomando nuestro relato, Así en La Tierra…. era un contraste con lo anterior. Algunos temas, como ya hemos comentado, son inspirados en mi etapa de arreglista de bandas locales de las que formé parte. Es más afín a aquellos años aunque como también decimos, encuadrado en un marco referencial sinfónico.

 

A partir de este álbum y necesitado de que mi música tuviera una mayor proyección, aparece la luz cegadora de CD Baby. Una distribuidora online para artistas independientes. En suma, su trabajo comenzó siendo el disco físico y el digital. Entusiasmado, dejé en sus manos los tres anteriores también.

 

 

 

Sobre el registro en la Propiedad Intelectual, he de decir que los tres primeros fueron registrados en la Oficina de Cádiz mientras que el cuarto y los posteriores se hicieron algo más tarde de su publicación.

 

 

 

Space de Windows echaría el cierre y CD Baby se convierte inexorablemente en el único salvavidas disponible para la difusión de mis obras.

 

 

La producción de este trabajo mejoró gracias a un programa de Magix de masterización aunque aún lejos de lo deseado.

 

 

LA CAUSA DEL HERMANO INDIO: El águila robada.

 

 

 

 

El águila robada sí se publicó en dos mil ocho y posiblemente compuesto a la par que el álbum anterior.

 

Nace de un sentimiento de injusticia y reconstrucción de la historia de los nativos de Norteamérica tras unas lecturas realizadas en aquellos años. Lo cierto es que, desde niño, siempre estuve del lado de los verdaderos y legítimos habitantes de esas tierras., de cómo fueron tratados, expulsados y marginados en las reservas. 

 

 

Podéis indagar más en la guía didáctica. 

 

 

Otra interpretación de la música en un tono «salvaje», con duros pianos y frenéticas cuerdas y metales como en Búfalo blanco o la mística de la flauta en Pipa de paz.

 

 

En ese año, ya estaba fuera de mi vida profesional. Fue una situación extraña que me permitió mucho tiempo libre (a veces demasiado). Me impliqué más en lo que toda mi existencia había querido: la música y la composición.

 

Los trámites de mi prejubilación fueron tensos, tanto con la inspección como con un alto cargo de la Delegación Provincial de Educación de Cádiz que me trató de un modo altanero y humillante. Mi apoyo en todo aquel proceso tortuoso fue un colega de Secundaria llamado Francisco Alba quien me aconsejó sobre lo que debía hacer. Como estas memorias sólo son tangenciales a mi vida personal no daré más datos. Sólo apuntar la falta de compañerismo en los claustros de los centros educativos, insensibles y jerárquicos. Mi paso por aquel ingrato mundo daría para otra memoria.

 

 

 

La producción del álbum fue también exitosa gracias al programa de Magix. El trabajo no perdió la fuerza que requería. La distribución siguió en manos de CD Baby. 

 

 

 

Es un año de tránsito del que apenas tengo otros recuerdos salvo la firme intención de retomar mis estudios de piano y conseguir el título en musicología. Como una niebla o quizás el inicio de una vida menos interesante en lo personal.

 

 

BURRO LLAMAR ASÍ AL HOMBRE: Asnografía

 

 

 

En dos mil nueve publiqué Asnografía en una nueva lectura de la novela de Juan Ramón Jiménez, Platero y yo. Utilizando y aplicando aquella sentencia del insigne escritor sobre lo estúpido de comparar al ser humano con el burro. La portada es de autoría propia y de las que más me siento satisfecho por su efecto.

 

Aunque en la guía didáctica podrá encontrar detalles de este trabajo, apuntar que se invierten los papeles. El burro deja de ser leitmotiv para dárselo a los secundarios. Estilísticamente sigue también un recorrido distinto. Algunos temas revelan el estado de melancolía en que me encontraba como Nocturno, si bien es cierto que mi trabajo compositivo corría paralelo al personal. Era una tabla en mi propio océano. 

 

 

Fue en aquel año que, gracias a Luis Félix Parodi, mejoró considerablemente mi técnica pianística y el modelo de construcción musical.

 

 

En lo personal, comenzó un calvario con la delicada salud de mi madre y me vi vulnerable y sin apoyo salvo el consuelo de Parodi e Itziar y refugiado en mi música. El reencuentro con un antiguo amor me llevó de nuevo a Brasil y cegado por él abandoné todos mis planes académicos.