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El magnetismo del genio/ The magnetism of genius

Quizás leyendo el anterior post alguien podría pensar que soy víctima de mis contradicciones. ¡Ay, de aquel que no lo sea!


Comparar ambos posts puede ser un ejercicio de credibilidad pero en absoluto son contradictorios. No soy un intelectual al uso cegado por una luz unidireccional que le ilumina. Soy hombre de mi tiempo y trato de convivir con él.


El arte no es un fin utilitario, quizás en esto coincida con la filosofía o la literatura. No es útil en cuanto no genera un beneficio material.


Este post se salta una norma que es la auto imposición de no hablar de otros artistas. Algo a lo que me dediqué en el pasado ingratamente. Nadie me lo agradeció.

Sin embargo, como nuestro protagonista lamentablemente ya partió, me quedará al menos la duda de si recibiría tal compensación, aunque no es ni fue objetivo de posts dedicados a otros artistas o personalidades.


Nadie puede sustraerse al magnetismo de un genio, ni siquiera el propio genio con sus iguales. Es como el aura de los santos, de las divinidades celestiales, es algo más que lo diferencia del resto de los mortales. El genio es único. No es posible dos Chopin, dos Caravaggio, dos Dickens, etc.


Mi adolescencia transcurrió en los ochenta del pasado siglo y nunca tomé un posicionamiento ni artístico, ni literario. Por eso, a mis amistades de entonces les chirriaba que sintiera una gran admiración por Tino Casal. Incluso injustamente se confundieron conmigo sobre mi orientación sexual por el simple hecho de asociarme a una determinada estética que era vanguardista, rompedora de moldes, de tabúes. Aquello me dolió y me sigue doliendo.


La genialidad de Tino radicaba en su propio carisma, pero también en sus cualidades vocales y artísticas, en su perfeccionismo, en su adelantado sentido de la estética. Era transgresor y un apátrida en la música española de entonces que se componía de las llamadas tribus urbanas. Casal iba por libre.


Muchas de las letras de su discografía son, como la de tantos del momento, huecas, banales, insulsas;otras en cambio revelan su propia búsqueda, su personalidad. "Mañana" o "Los pájaros" ahondan en un sentimiento de no vivir al márgen de su realidad. Pero lo más interesante en el artista asturiano, es su faceta meramente musical. Os invito a escuchar los arreglos del álbum Lágrimas de cocodrilo o a profundizar en las melodías de sus canciones no tan icónicas sino aquellas que hacen la diferencia.


Tino Casal era un genio no porque lo diga yo, sino porque cumple con los requisitos exigibles a quienes "se salen del tiesto": originalidad, vanguardia, carisma y don.


En aquella generación tan rica en creatividad, marca, Casal pasó más desapercibido. Muy pocos reconocian su valía. Tal vez, nació en la hora y el lugar equivocado, pero gracias a este accidente, los que le seguimos admirando ganamos un personaje más a nuestra particular lista de Los imprescindibles.