Hablar de Cuba siempre me genera una gran tristeza y resignación. Será porque conozco su realidad de primera mano, será por un vínculo anclado en mi pasado más personal.
La isla caribeña vuelve irremisiblemente a estar de actualidad, al menos para los que seguimos de cerca su suicidio. La situación agónica en que vive solo puede ser resuelta infelizmente con otra revolución y con las consecuencias que de ello se deriva.
José María Aznar fue un defensor de la necesidad de quitar los grilletes a ese pueblo cansado de inventarse y que se ahoga en su pena, en su propio tsunami sin intervención de otra naturaleza.
Hace más de veinte años que no piso sus calles, tal vez no literalmente ensangrentadas, como cantaron algunos paradójicamente. Me duele Cuba porque el cubano tiene un poderoso componente de universalidad, de hospitalidad, de camaradería. Me duele su gente, apátridas de pequeñas Habanas que han ido haciendo allá donde les fue permitido. Me duele Celia Cruz, me duele Gloria Estefan y todos sus hijos huérfanos a base de indolencia por su suerte, por sus destinos y me duelen mis amigos y hermanos cubanos.
Lejos de mi mente quiero aquellos falsos y sodomizados defensores de La Revolución, del patria o muerte, que vivieron a cuerpo de rey pregonando mentiras que ni ellos mismos eran capaces de creer. Con la barriga llena mientras aquellos que escuchaban su cantinela se morían de hambre. Lejos quiero también a esa izquierda panfletaria que lleva in extremis su modorra dialéctica en contradicción y aplicándola solo al compañero.
Hace unos años escribí un pasodoble con la música de la comparsa Grandes genios que dice así:
Mueran las ideologías
que nacen en el seno de palabrería.
Las que en un laboratorio
son planificadas
y cuestan una vida.
Las que utilizan a un pueblo
igual que lo hiciera charlatán de feria
Sembrando mala cizaña
Odio y sangre
Por doquiera.
Resistir
Siempre fue
Que la bella perla caribeña
A sus hijos enseñan en la escuela
En el dogma de la letra muerta
Repetida para hacer conciencia
Recetario de mentes perversas
Forjadores de una gran quimera
Resistir
Es el lema del iconoclasta
que luego se baña en oro y laurel
Disentir
Y que luego te llamen gusano
Tus propios hermanos
Por no comprender.
El dolor
El derecho a un futuro digno
De tus padres, mujeres y niños
Esos hombres que vieron su sueño
Y por fin rompieron las cadenas
Del maldito social-comunismo.