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El europeo moderno/ The modern european

Soy un euroescéptico, o al menos, no me ofrece ninguna credibilidad el proyecto de la Unión Europea. Pienso que queremos hacer un puzle con figuras que no encajan, con pensamientos y culturas demasiado variadas a veces enfrentadas y enquistadas. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial llevamos tratando de construir el sueño europeo (creo que se quedará en sueño, no sabemos si placentero o de pesadilla).  Yo comparo la Unión Europea con un círculo de amigos. Todo es maravilloso cuando va bien. Todo es horrible cuando va mal.  No acredito que nos haga más fuertes (países que no están integrados podrían estar de acuerdo conmigo) y ha resultado ineficiente para resolver conflictos de actualidad, posturas comunes que por su claridad deberían estar medianamente aceptadas. Es lógico este desencuentro, la Unión Europea tiene un fondo de intereses nacionales políticos y geoestratégicos al margen de la Unión.

 

Recupero otro post que escribí sobre Europa (aunque realmente me refiera a la UE ya que Europa es mucho más).

 

 

Decía Don Miguel de Unamuno en su (Sobre la europeización, Arbitrariedades): "Los españoles somos, dicen, unos charlatanes arbitrarios, que rellenamos con retórica los vacíos de la lógica, que sutilizamos con más o menos ingenio, pero sin utilidad alguna, que carecemos del sentido de la consecución y la ilación, con alma escolástica, casuistas…," y a continuación añadía que eso era porque nos movía más la pasión que la lógica, lo visceral.

 

Sobre el europeo moderno decía que eran dos grandes vaguedades difíciles de digerir.

 

Europa es un conglomerado y no una madera de fresno, arce, pino, etc. Europa no puede compararse al espíritu nacional de los Estado Unidos o de Brasil, fuertemente arraigados por sus propias convicciones y porque son conscientes de que sólo un espíritu único puede llevar al éxito a un país.

 

Europa, en cambio, es una suerte de países que tienen pocas cosas en común e incluso que han sido enemigos profundos en el pasado. No hay enemistad que esconda un atisbo de venganza o duda sobre el "ajeno". No, Europa no puede configurarse como un territorio que defiende a ultranza las mimas cuestiones, los mismos problemas, su identidad se difumina en el propio marasmo de ideas contrapuestas, inasumibles para unos e indefendibles para otros. La unidad europea es tan ficticia como sus propias fronteras. Decía Lord Byron en "Peregrinación de Childe Harold que, entre España y Portugal no existía una frontera real, sólo una ribera que delimitaba ambas zonas de pueblos que en el pasado habían sido rivales a muerte. Europa no tiene fronteras salvo sus propias delimitaciones acotadas por el propio determinismo de su propia definición. Europa sigue siendo el concepto vago unamuniano, no tiene absolutamente nada de "moderna" y difícilmente creíble su pegamento de la unidad europea.

 

Los pueblos que conforman Europa nacieron al amparo de dispares formas de entenderla. Existen más intereses de país que en Estados Unidos, donde resultará muy raro ver a alguien de Montana decir lo poco americano que es alguien de Texas. No tenemos esa conciencia. Igual ocurre en Brasil, en el que ni siquiera las evidentes diferencias raciales a flor de piel harían dudar una pizca a un brasileño de su identidad y de su patriotismo nacional.

 

Hablar de Europa es una entelequia, es más un deseo que una realidad.