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¡Ya es Navidad! / Christmas is here!

 Como cada año, en ese círculo vicioso de las celebraciones humanas, vuelve la Navidad.

 

La Navidad hace mucho que dejó de tener sentido, el único sentido posible: la celebración del nacimiento de Jesús. En una sociedad (especialmente occidental( cada vez más pagana donde la religión ocupa un papel secundario. La Iglesia, como representante oficial del cristianismo, ha sucumbido por el temor a perder fieles a las exigencias del hombre moderno. Haría bien la Iglesia elaborar un censo del verdadero cristiano y excomulgar a todos aquellos que así se consideran pero no lo son.

 

Como ateo convencido, no siento ningún interés por la Navidad ni por cualquier manifestación de carácter religioso, pero es justo concederle su verdadero lugar, su verdadero significado y empezar desde ya a buscar otro nombre para esas celebraciones más parecidas a bacanales romanos que hoy se celebran en cualquier punto de Occidente. 

 

Para los cristianos de fe, devotos, la Navidad seguirá teniendo el mismo significado original, con marca de la casa y no esa adulteración consentida que presenciamos en la actualidad.

 

Personalmente es una festividad que me fastidia y no porque sea reaccionario a que el cristianismo haga propaganda de sus verdades, sino por ese sentimiento estúpido que se propaga de insulsa felicidad. Todo el mundo parece más feliz en Navidad, algunos/as lo manifiestan exageradamente y es algo que me irrita. Sería digna de estudio psicológico y sociológico (tal vez ya se hayan realizado) porque es sorprendente ese estado anestesiante de felicidad sólo porque llega la Navidad. 

 

Es de una gran hipocresía y cinismo llamarse cristiano sin haber concedido credibilidad a los valores que fundamentan esta religión y sin rechazar de pleno todos aquellos que usurparon su papel hegemónico e identitario a lo largo de los años. Se usa con bastante frivolidad el término "cristiano no practicante", algo que cae por su propio peso, pero nos limpia la conciencia de un modo inimaginable. 

 

La Navidad es, además de todo eso, una época que a fuerza de meterla con calzador y asumirla, casi formando parte de nuestra propia fibra nerviosa, crea catástrofes emocionales de gran calado: la soledad, el recuerdo de los que no están, la pobreza, etc. Todos esos valores forman parte del nuevo catálogo de esa Navidad adulterada en la que nos tiene inmerso un entramado de intereses económicos y políticos. Económicos, porque hemos abierto nuevamente el mercado en el tempo, trapicheando y prostituyendo la Navidad con un materialismo absorbente que deja oculta la esencia misma de esta festividad. Político, porque una sociedad estúpida, consumista y "feliz" es menos peligrosa y menos reaccionaria.

 

Animo a los creyentes, a los doctores de la Iglesia a rechazar públicamente cualquier manifestación que ridiculice el verdadero sentimiento de la Navidad y a que utilicen otro nombre para estos días en los cuales hasta la Felicidad es apenas una caricatura de sí misma.

 

Os recomiendo el video de Mr. Amedio¡Ya es Navidad!